Decía el gran pianista, compositor y director de orquestas de jazz, el americano Duke Ellington, que su dilatada vida social le había demostrado que hay dos tipos de preocupaciones: “las que usted puede hacer algo al respecto y las que no. Y no hay que perder el tiempo con las segundas”.
Esta reflexión le vendría bien a España, que está nerviosa y preocupada por sus intereses aunque trate de disimularlo con otras acusaciones y excusas. Sabe que sin Catalunya tendrían que pasar muchos años, si alguna vez consiguiera superar la deuda que ha contraído, hasta que pudiera valerse por sí misma fiscalmente sin la ‘vaca catalana’. A escasos días del 300 aniversario de la batalla final llevada a cabo en Barcelona en 1714, el Estado se encuentra en una situación en la que jamás se hubiera podido imaginar y no puede hacer nada. Está inquieto, angustiado y hasta exaltado, con la diada del 11 de septiembre y sobre todo el 9 de Noviembre, que pueden significar el principio del fin de las relaciones con Catalunya, al menos con el status quo que ha mantenido hasta ahora. El ejecutivo está entrando en la histeria, solo hay que oír la última comparecencia del ministro Montoro sobre el caso Pujol, porque entre otros motivos se encuentra en una situación económica insostenible. Xavier Sala i Martín, catedrático de Economía de la Universidad de Columbia, ha advertido de que España se podría arruinar si el Estado español no acepta negociar la independencia de Cataluña. Sala i Martín ha previsto que el Estado haría quiebra si los catalanes no asumen su parte proporcional de la deuda pública a causa de una secesión no pactada. “Con la deuda que tiene España y un 20% menos del PIB, la deuda del Estado pasará a ser del 123% del PIB y eso es inasumible. El Estado ha perdido el 'oremus' como gobierno en sus acciones desesperadas contra catalunya. Hechos como la cancelación a última hora del acto de presentación del libro 'Victus' de Albert Sánchez Piñol que se tenía que realizar unos días atras en la sede del Instituto Cervantes en Utrecht (Holanda), son un acto de censura indigno del siglo XXI.
Es el gobierno de España el que está intranquilo por su futuro, y no Catalunya. Por eso hace unos días la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, alertaba de los peligros de la independencia e iba ofreciendo un antídoto electoral al proyecto soberanista catalán, la creación de una “gran coalición” en Cataluña, formada por todos los partidos que rechazan la independencia: Unió, PSC, Ciutadans y UPyD. Cospedal pregonó que “Tenemos los brazos abiertos para formar una gran coalición”, a la vez que fue enumerando uno a uno los partidos con los que quiere sumar: empezó con Ciutadans, formación que le come el terreno al PP en Cataluña; continuó con UPyD, que cuenta con ínfimo respaldo; siguió con Unió Democrática, que ni ellos saben cual es su postura en todo esto, y acabó con el PSC, que busca reubicarse en el espacio político catalán. A la propuesta de Cospedal le crecieron los enanos, puesto que todos los partidos, excepto UPyD, la rechazaron. Ese desasosiego ha llevado al secretario general del PSOE Pedro Sánchez a reunirse con el president Mas durante más de dos horas en el Palau de la Generalitat para exponerle lo que considera una salida política a la “encrucijada nada fácil” que vive Cataluña. La opción socialista es la reforma federal de la Constitución, que, según el líder del PSOE, implicaría un mayor reconocimiento de las competencias y de la autonomía catalanas y una mejora sensible de su sistema de financiación. Mas has escuchado esa propuesta, pero no ha mostrado interés por explorar su viabilidad. El president se encuentra firmemente decidido a convocar a toda costa el referéndum al amparo de la ley catalana de consultas, que con toda probabilidad aprobará el Parlament el próximo día 19. Y en la que la Generalitat invitará a observadores internacionales al referéndum del 9 de noviembre. La misma angustia que el presidente del gobierno Mariano Rajoy cuando asevera una y otra vez que “la consulta es ilegal y perjudica a españoles y catalanes”…
Su preocupación no es la preocupación de la mayoría de catalanes, por eso los actos del 11-09-1714/2014 pueden ser vistos como la continuación de una historia inacabada, que se ha parado en el tiempo 300 años y se busca editar y reeditar. Como una obra de arte sin finalizar, o como la Sagrada Familia de Gaudí si se prefiere. Los catalanes lo saben y saldrán a participar en dichos encuentros. Sin duda nadie querrá no ser participe de la historia de su país. Y por supuesto el mundo estará pendiente de esa V. Este año Cataluña volverá a reescribir su historia…!
JL Herrera Vega
Ciències de la Informació i de la Comunicació
El Comunicado
