“Soy un mariachi que toca la música que le interesa a Cataluña en Madrid”. Josep Antoni Duran i Lleida. *(…) -calificativo a elegir-
Pistoletazo de salida a la campaña electoral del 20D. Empieza una campaña, llamémosle atípicamente farandulera o de siglo 21 pelao. Una campaña que casi no llega ni al 3.0. Se intuye que la manera tradicional de hacer campaña con sus clásicas caravanas electorales comienza con el propósito de no dejar mucha huella en estas elecciones. Hemos sido testigos de un desfile de políticos de las cuatro formaciones españolistas que quieren alcanzar la presidencia del gobierno, peleándose por ver quien salía en más medios audiovisuales. Televisiones y radios han sido testigo de ello. Si eso es lo que quiere el ciudadano español. Otra cosa más que pongo en el ‘Debe’.
Llevo tiempo diciendo que las redes sociales no son, en este momento o todavía, la gran o única manera de llevar a cabo una campaña en este país. Ni los Facebook ni los twitter hacen de esa política 3.0 el sumun de cómo conquistar votantes. Si bien es primordial como impacto social (11M del 2004). Si una imagen sigue valiendo más que mil palabras, por estos lares aún vale mucho más. El bipartidismo siempre se ha acostumbrado a utilizar las cadenas estatales para su uso y abuso. Con las privadas estatales casi todas al servicio de la causa, tres cuartos de los mismo. El utilizar las televisiones para estas elecciones, pero solo con un solo debate televisado demuestra una cosa. Los partidos de ámbito estatal como el bipartidismo prefieren quedarse como están a perder más escaños, que saben van a perder, y buscan el menos desgaste posible. Va a ver tal reparto de asientos en el hemiciclo que las negociaciones que se esperan para los pactos van a dejar en aguas de borrajas lo que pasa en estos momentos en Catalunya.
Esto debe ser aprovechado desde aquí llegado el momento. Como ellos lo hacen ahora. Una regla no escrita aceptada en los partidos políticos es que las campañas electorales buscan más conservar los resultados obtenidos cuatro años atrás que captar a nuevos votantes. El porcentaje de españoles que según el CIS aún no sabe a quién votar es del 22,2%. Para convencer a esos más de siete millones y medio, está la televisión. Quien sale más, quien se mete más y peor contra Catalunya. Quien da a entender mejor lo de una, grande y… Dar a conocer a la persona que hay detrás del candidato se revela como más importante que desgranar el programa electoral o castigar al rival a cuenta de sus propuestas. La campaña que ha empezado da más importancia a que los electores dejen entrever su faceta más humana y se presten a lo impensable hace unos años en la precampaña: bailar con las hormigas o sin ellas, subirse a un globo o a un aerogenerador; tocar la guitarra o jugar al futbolín; “aliñar” un zumo de frutas o unos mejillones, retransmitir un partido de fútbol con un hijo o participar en un rally.
Todo esto viene a dilación porque si bien la propaganda es sinonimo de posibles seguidores, poco le interesa ese circo mediatico a Catalunya que esta por algo mucho más importante -incluso para el resto del Estado- Además es el estilo o marca de esta España, la pasada, la presente y la de un futuro con el “Panem et circenses” (Pan y Circo) –de lo primero ni eso- [de lo segundo no me refiero al Real Madrid]. Como saben que no va a ver mayoría absoluta por parte de ninguno de los grandes tradicionales, ahora estos hacen lo que los pequeños, transformarse en personajes televisivos a costa de lo que sea. No importa el contenido de la campaña sino lo mediático que uno pueda parecer. Dirigir su cortijo de la forma que lo hacen, bien les vale el esfuerzo de la afrenta…
J L Herrera Vega
Ciències de la Informació i de la Comunicació
El Comunicado
