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Divendres, 26 de abril del 2024
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Ignorancia histórica e hipocresía

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Semana de historia reciente. De historia viva. Este pasado jueves se conmemorado una de las efemérides más importantes de la historia contemporánea de España, la proclamación de la Segunda República Española. El resultado de las elecciones del 12 de abril de 1931 dio la victoria a las fuerzas republicanas en la mayoría de las grandes ciudades, y adquirió de este modo un carácter de plebiscito contra la monarquía. Ante esta situación, el rey Alfonso XIII renunció a la Corona, abandonó España y el 14 de abril se proclamó la República. El nuevo régimen se mostraba, a los ojos de gran parte de la población española, como una oportunidad para democratizar y modernizar el Estado mediante un amplio programa de reformas económicas y sociales.
 
Para conmemorar el Día de la República, varios consistorios españoles han colgado este jueves la enseña tricolor, con lo que se ha chocado con el repudio del Ejecutivo central y del PP. La Comunidad Valenciana se ha llevado la palma en el capítulo de tensiones con Madrid. La Delegación del Gobierno ha enviado un requerimiento a los consistorios de Xirivella, Puçol, Alzira y Sumacàrcer, entre otros, instándoles a replegar la bandera republicana de sus fachadas por contravenir la Constitución y porque  “es una provocación, fomenta la polémica de división y confrontación, abre viejas heridas y fantasmas y es una demostración más del sectarismo con el que gobiernan algunos dirigentes políticos“, según se ha quejado el delegado autonómico del gobierno, Juan Carlos Moragues.

No quiero hacer periodismo de interpretación, y no hay que ser republicano, pero cada vez que oigo hablar de “provocación” cuando se habla sobre algo legítimo y en cambio no se hace sobre el golpe de estado y el alzamiento que vino después, es tergiversar la historia y la verdad, pecar de ignorancia histórica o ser un hipócrita en la política. O todo a la vez. Donde se ha ‘utilizado’ la justicia y nunca mejor dicho, para obligar a arriar banderas por todo el territorio nacional. La cantinela de siempre. Por ejemplo en Cádiz, donde la bajada de la bandera de la II República precipitadamente no ha empañado un acto con una carga enorme de emotividad por parte, en especial, de los familiares de los ediles gaditanos asesinados por los golpistas que han apreciado que, aunque llegue tarde, este homenaje por parte de sus homólogos en 2016 es de justicia.

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Absolutamente nadie puede molestarse con actos democráticos en defensa de un hecho histórico que fue reconocido y avalado por unos resultados electorales. Donde en Madrid, los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, y en Barcelona los cuadruplicaban. Porque tampoco ha gustado al dirigente conservador que el Ayuntamiento de Valencia haya colocado una pancarta que conmemora la designación de la ciudad como capital republicana entre 1936 y 1937. Cualquier acto que sirva para demostrar que se tiene espíritu democrático sea actual o histórico debe ser visto con serenidad. O es que quizás tampoco sabe lo que significa esa palabra. Se la recordaremos: Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. Una cosa es que España se haya convertido en el cortijo de unos pocos y otra que vean fantasmas dentro de él. Bueno, rectifico. Cortijos o castillos pocos, fantasmas…

J L Herrera Vega
Ciències de la Informació i de la Comunicació
El Comunicado

  

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