Semana con la primera vuelta de las primarias en el Partido Popular para elegir nuevo líder en sus filas. Serán Soraya Saénz de Santamaría y Pablo Casado, los que medirán sus fuerzas por el liderazgo del partido en una segunda vuelta en el congreso extraordinario que celebrará el partido los días 20 y 21 de julio. Pero lo que lo que sorprende a muchos en momentos de regeneración como este son los comentarios de personajes como Aznar, exlíder del mismo partido.
Que este expolítico se crea que está vigente en su España, no le hace ningún favor ni a su partido ni a la democracia. El presidente de la infausta FAES clausuró la escuela de verano del campus de la fundación en el Escorial desde donde insistió entre otras perlas, en que “no hay nada que hablar con los separatistas, sino hablar con los que defienden la constitución y los movimientos constitucionales en Cataluña”.
Este personaje debería haber sido juzgado por un tribunal internacional por crímenes de guerra en Irak. La intervención de España en esa contienda cuando él era presidente del Gobierno y las pruebas en contra de esa guerra tras el Informe Chilcot de Tony Blair son pruebas más que suficientes para siquiera encausarlo. La comisión que lo investigo fue claro: no existían armas de destrucción masiva de Saddam Hussein.
Su vanidad, inmodestia y presuntuosidad le impiden ver más allá de su egolatría. Es un personaje ensimismado y endiosado por una deleznable cohorte de aduladores de la política y fuera de ella, que se cree en posesión de la verdad absoluta, en una misión mesiánica en este mundo: adoctrinar y aleccionar a todos con el evangelio de sus teorías ultramontanas y ultraliberales. Y todo porque España es suya. Y lo que es de uno no es de nadie más.
Este personaje siniestro donde los haya, con semblante de película de cine negro de 'serie b', ordena y manda su catequesis a los gansters psicopatas que le obedecen, y a los que no tambien, con un carácter seco, duro, áspero de forma arrogante y soberbia. Si bien confirmó que no existían dichas armas en Irak, no ha habido ni un instante o situación en el que haya reconocido que se hubiera equivocado, en primera persona, a lo largo de todo este tiempo.
Durante los dos mandatos de cuatro años de su responsabilidad de gobierno llevó a cabo una política privatizadora que supuso la desaparición efectiva de todas aquellas empresas públicas cuya rentabilidad estaba asegurada. Se abrieron oportunidades de negocio privado a costa de servicios públicos básica como la educación, sanidad, comunicaciones. etc. Se recalificaron terrenos sin valor para estaciones del Ave, aeropuertos o zonas deportivas para sus amigos y allegados.
En su presencia se aportó suelo e infraestructuras públicas para facilitar la gestión privada sin mesura a sus intereses. Participamos en esa guerra ilegal e injusta para avergonzarnos delante de los Estados verdaderamente democráticos. Fuimos la principal víctima del terrorismo, pero esta no era la sociedad española, sino siempre el PP. Pero fue irónico que el ‘cerebro’ del 11-M era alguien que quería apartarles, precisamente a ellos, del poder. Este personaje si pudiera, acabaría con Catalunya, pero eso es otra de sus fascistas y perturbadoras fantasías…
JL Herrera Vega
Ciéncies de la Informació i la Comunicació
El Comunicado
