Decía el político y revolucionario francés, Maximilian Robespierre, que “Los países libres son aquellos en los que son respetados los derechos del hombre, y donde las leyes por consiguiente, son justas”.
El problema catalán no es ya solo una cuestión política, económica y social. El daño infringido a Catalunya en estas últimas semanas es demasiado serio como para que muchos lo olviden a la ligera. El problema catalán solo se podía resolver con política. Ahora con las libertades amenazadas, hasta con ella va a costar enmendar la grave situación de este problema. El 21D va a servir para endurecer aún más ese resquemor de abuso del Estado si del lado independentista sale una mayoría como se intuye.
La cárcel de los Jordis, a esa parte integrante del Govern, a su Vicepresident y al obligado exilio del President de la Generalitat junto al resto de Concellers, solo va a servir para confirmar que ahora hay más motivos para que Catalunya siga desafiando por la independencia de España con su República. Ahora nada menos que clama por la libertad de sus presos políticos. Solo los ignorantes no quieren ver que esta es una situación que sobrepasa muchos límites.
El President Carles Puigdemont ha afirmado desde Bruselas que “no hay barrotes ni exilios que puedan disuadir al pueblo de Catalunya de querer hacer posible aquello que les es permitido a la mayoría de pueblos demócratas del mundo, decidir libremente su futuro, y hacerlo a través de las urnas”.
En un mensaje a la ciudadanía desde Bélgica, el presidente ha pedido que la manifestación del sábado en Barcelona sea un “clamor unitario, alto y claro a favor de la libertad y la democracia”. “Nos tenemos que volver a hacer sentir, que todo el mundo escuche estas voces plurales,” ha dicho Puigdemont.
Esta manifestación que han convocado la ANC y Òmnium en Barcelona para pedir la liberación de los presos políticos ha tenido cientos de autocares confirmados, según ha anunciado la Assemblea. La multitud de ciudadanos que dan su apoyo a la libertad de esos presos tiene más fuerza y razón que ninguna justicia politizada.
Ni el Estado español puede hacer oídos sordos a ese clamor, ni mucho menos Europa. Cada día que pasan en la cárcel los presos políticos se va enquistando el problema. Cada día que no vuelven los exiliados políticos se agrava la situación. Bueno sería empezar quitando peso a ese problema. Esta manifestación va a demostrar que la ciudadanía de Catalunya quiere y debe ser escuchada. Hoy, mañana y pasado…
JL Herrera Vega
Ciéncies de la Informació i la Comunicació
El Comunicado
