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Divendres, 26 de abril del 2024
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El Muñeco en Política

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La realidad a veces imita a la ficción. Y esta la supera, por supuesto. Aunque sea difícil de entender esto ocurre más a menudo de lo que creemos con ciertas personas. Es el caso de la ventriloquia en la política. El que mueve la boca no se atreve a decir lo que su insolente muñeco si hace. ¿Se acuerdan de Rockefeller? Pues sí, aquí, haberlos haylos, como dicen en Galicia con su arcaísmo brujero.
 
La ventriloquia (palabra derivada de ventrílocuo, que a su vez proviene del latín ventrilocuus, “el que habla con el vientre”) es el arte de modificar la voz para imitar otras voces u otros sonidos. Dado que la ventriloquia está orientada al mundo del espectáculo, forma parte de la brillantez de la actuación el que la emisión de voz se haga de la forma más discreta posible, esto es, que el ventrílocuo sea capaz de dar voz al muñeco sin mover, o casi sin mover, los labios, de modo que una vez proyectada la voz, parezca originarse efectivamente en el propio muñeco.

Vamos a hablar de esa parte esencial de la actuación. Del muñeco. Ese monigote que es sometido y controlado por su amo. Tradicionalmente, los muñecos de ventrílocuo están hechos de madera, plástico y trapos. El ventrílocuo mete su mano en el cuerpo del muñeco para hacer que su cabeza y boca se muevan. Puedes usar papel maché para hacer una versión más simple de un muñeco de ventrílocuo. Este es una manualidad ideal para estudiantes de arte o niños.

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Pero a veces el ser humano en un acto de ciego servilismo  agradecido, actúa  como si fuera ese muñeco bajo las consignas de su amo. Y lo dice una y otra vez para confirmar lo que decía el columnista ruso Evgueni Gorzhaltsán y su concepto de la Ventana de Overtón, que consiste en una secuencia concreta de acciones con el fin de conseguir el resultado deseado, al más puro estilo PP entre las masas a la vez que de ventrílocuos para que sus muñecos lo trasmitan.

Esto ya no se trata sólo de una forma de contar lo que ocurre según su directriz, sino que se da un paso más y se hace lo que sea necesario para que la realidad se ajuste al arquetipo manipulado. Eso se está viendo mucho por España hacia Catalunya desde el inicio del Procés. ¿Que hace que políticos como Enric Millo exmilitante de Unió Democràtica de Catalunya y defensor de postulados independentistas, cambien ahora el discurso para decir justo lo contrario cuando se es el delegado del Gobierno en Catalunya?

En 1996, el enfrentamiento entre Antoni Duran president de UDC y el secretario de organización Vicenç Gavaldà, que acabaría en Can Brians condenado por el caso Treball, dejó a Enric Millo en una situación difícil. Como Unió era un partido asambleario, el actual dirigente del PP se pudo hacer fuerte en Girona y empezó una guerra con Duran i Lleida. Puestos a tener problemas, Millo liberó su vena patriótica y se adhirió a la corriente independentista, que también estaba a matar con el presidente del partido.

¿Qué lleva ahora a manifestar miserablemente a este político residente en Girona que a los soberanistas, que son dos millones de personas, les gusta la aplicación del art. 155 en su territorio? Ejemplos del muñeco deslenguado e insolente al son de su amo, el que no habla ni dialoga y se agazapa detrás, de haberlos haylos. Que lo valore la ciudadanía…

JL Herrera Vega
Ciéncies de la Informació  i la Comunicació
El Comunicado

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