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Divendres, 19 de abril del 2024
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España puede Implosionar

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Ante lo que pueda parecer en los últimos días desde Catalunya o se intente infundir desde Madrid, el independentismo catalán tiene en su mano el poder alcanzar su anhelada soberanía. Nunca ha estado tan cerca de ello y muy dificilmente tendrá otra oportunidad. Eso sí, si decide dar ese paso definitivo tiene que saber llegar hasta el final, con todo lo que puede conllevar elegir ese camino. Primero ha de pensar un poco más como español y no tanto como catalán. Haber declarado la suspensión de independencia al poco de su declaración fue una buena estrategia para ver en qué punto se encontraban las posiciones. Catalunya buscaba la última concesión al dialogo con el Estado, a la vez que la complicidad de Europa por un mediador. Se intentaba de alguna manera que el Gobierno bajara el suflé de sus amenazas con la aplicación del célebre y deseado por muchos, artículo 155. El President Puigdemont, a la catalana, sopesó cordura, sensatez y cautela. No ha satisfecho a nadie.

Y no ha servido de nada porque el Gobierno español hace lo que sabe hacer, lo que ha hecho en los últimos años, lustros. Nada. Bien, invertir en policías, ejército, armamento, etc. que en caso de conflicto, por ejemplo contra el uso de la palabra y la prudencia de Catalunya, siempre le ha ido bastante bien. Ante la suspensión de la DUI no solo no aflojó, sino que se jacta de alguna posible debilidad del Govern e instituciones afines e intenta amedrentar con más ímpetu. Ante esta situación amenazadora la Generalitat se encuentra ahora en la tesitura de tres posibles salidas. Una de esas salidas en contar a última hora antes del lunes, con un mediador de peso. Pero Catalunya no puede contar con Europa, por la sencilla razón de que si España no ha contado nunca para esta, menos lo hará ahora. Utilizar el relato del ejecutivo del PP, bien secundado por la derecha europea, de verlo como un problema ‘interno’ español ya les es comodo, por ahora. España ha puesto la mejilla muchas veces en la UE y es un perro fiel tanto para Alemania como para Francia. Curioso déjà-vú; Europa también prefirió no inmiscuirse en la guerra civil y pago el precio a continuación. A buen seguro esto es el principio de algo más.

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No sé de qué se extrañan algunos. Hay una similitud en cómo ve Alemania al Sur de Europa y cómo ve Cataluña a España. El Gobierno del PP tiene línea directa con la Comisión Europea y su presidente Jean-Claude Juncker, y este no tiene ninguna intención de mediar en el conflicto entre Catalunya y España cuando asevera que “no podemos mediar con Catalunya porque crearíamos más caos”. Y justo ahí donde está una de las soluciones o la segunda posible salida. Una estrategia Slovena a la catalana. Todo está preparado en el Govern si hay voluntad. Nunca jamás ninguna revolución fue legal. Nunca en la historia una revolución ciudadana, independencia, secesión, soberanía, etc. estuvo bien vista al principio por el caos, la anarquia y el desconcierto que llega a ocasionar. En la primera solución, la democrática, la de consenso y aún sin mediador, ha faltado un verdadero feedback entre Catalunya y Europa. En un asunto tan importante como el de una demanda de independencia, solo les ha llegado la de los medios de comunicación mayoritarios unionistas y alguna entrevista catalana, y como comunicador sé que España tiene más experiencia, menos vergüenza y más desvergüenza, a la hora de inculcar mensajes con las ideas que les interesen. Por eso se ha echado en falta otra vía de comunicación.

El camino elegido de no agresión y no violencia es el correcto, pero si se quiere sobrevivir al Estado español, hace falta llevar a cabo lo que más temen. Lo que les incomoda a los estados policiales como el español, (se les llena la boca con el Orden y la Ley) donde siempre han tenido al ejército como solución antes que la palabra, o buscan la comodidad judicial antes que la política, es que no se les tenga miedo -como hasta ahora-. Pero no acaban de intuir que si aplica el Art. 155 y se instaura el caos social, España puede implosionar. El Estado, el Gobierno, las instituciones, necesitan equilibrio social y no alteraciones profundas. Hay muchas maneras de llevar a cabo la confusión dentro de un orden para que explote hacia dentro. Huelgas, manifestaciones, paradas laborales, cortes viarios etc. Si se quiere derrumbar una economía tambaleante como la española, un gobierno sin ideas y un jefe de Estado que lo alienta, y solo esgrime el “155” como solución, el caos social sin violencia los haría sucumbir desde dentro. Y ahí sí Europa no puede permitirse ese caos de forma constaste y sostenida.

Para ello probablemente serían necesarios a nivel de UE, universitarios encadenados a las puertas del parlamento europeo, alguna huelga de hambre,  ‘molestar’ en según qué capitales europeas colgándose de algún monumento nacional, etc. No se puede pretender un mediador y que la ‘revolución’ no salga más allá de la misma Catalunya. Y desde aquí tres cuartos de lo mismo. Las organizaciones catalanistas ya conocen esas premisas.  Solo habría que delegar la presión a los miembros del Govern planteando su sustento y la misma protección a esas organizaciones que serían las primeras en ser perseguidas. El franquismo resurgiría de sus catacumbas y mostraría que nunca se fué (sigue mandando) aunque a veces permanezca en la sombra. Se tendría que sacrificar tiempo, esfuerzo, y dinero. Soportar más acciones jurídicas surrealistas, como la investigación del abuso de la policía, donde el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, ha solicitado al Abogado General del Estado, Eugenio López Álvarez, que “curse las instrucciones precisas para proceder a ejercitar las acciones legales procedentes” contra el acuerdo de la Generalitat por el que se crea la comisión especial sobre la violación de derechos fundamentales, que pretende investigar las cargas policiales el 1-O, entre otros supuestos abusos.

La tercera salida es volver al status quo de siempre. Pero sabiendo que ese sería el mayor sacrificio que tendrían que hacer todos los catalanes, no solo los soberanistas. Sería una tortura moral para muchos y el adios definitivo a la Catalunya como la conociamos hasta ahora. Algo positivo puede sacarse al final, porque la preocupación de verdad está en la otra acera. Catalunya puede vivir sin el Estado español, pero al revés es mucho más dificil. Por eso lo de preservar la Unidad. Si al Gobierno, a los aprendices de falangista como el Rivera, al facha Sanchez y al resto de la compañía se les instaura la confusión, saldrán movidos en la foto presentada al mundo y a los que viven de la imagen eso les quita el sueño. Catalunya sabe aguantar la presión mejor que ellos, seguro. Se espera que el Govern sepa estar a la altura en su respuesta…

JL Herrera Vega
Ciéncies de la Informació  i la Comunicació
El Comunicado

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