Edició 2063

Els Països Catalans al teu abast

Dimarts, 19 de març del 2024
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DESCONEXIONES

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Desconexiones (traduido del original en catalán)

El día que escribo este artículo se anuncia que la Agencia Tributaria catalana tiene toda la maquinaria preparada para recaudar todos los impuestos propios que hasta ahora había delegado en otras administraciones. Esto significa también que dispone legalmente de todos los datos fiscales de todos nosotros y que mientras dure la transición entre la actual situación y la nueva República catalana, se pueden dar dos supuestos: primero que los ciudadanos todavía terminen tributando en España a través de la Agencia catalana, lo que ahora mismo ya se puede hacer de forma voluntaria y dentro de la legalidad española; segundo que en el momento de la desconexión política definitiva, de forma automática todos los ciudadanos pasarán a tributar sus impuestos al Gobierno de Cataluña a través de su Agencia.

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La desconexión tributaria ha ido acompañada de una desconexión política y económica que ha vivido dos graves episodios en el último mes. El primero es la huelga de los trabajadores del aeropuerto de El Prat. Un aeropuerto con el mismo volumen de pasajeros que Barajas pero que tiene 300 personas de seguridad en lugar de las 1000 de Madrid. Menos gente y peor pagada por una empresa concesionaria, de la que había sido vicepresidente Martín Villa, de la órbita de lo que llamo capitalismo de BOE. Y AENA favoreciendo siempre los vuelos intercontinentales desde Barajas y obstaculizando sistemáticamente el desarrollo de Barcelona. Las colas tercermundistas de El Prat podían haber propiciado una masacre en caso de atentado terrorista en el aeropuerto como el que se ha producido en las Ramblas.

El segundo episodio es el atentado de Las Ramblas, gravísimo, con afectación a gente de más de 30 nacionalidades, y por lo tanto con repercusión mundial. Un hecho que cada día que pasa abre nuevas incógnitas sobre el auténtico responsable intelectual del crimen masivo. Un imán controlado por los servicios de inteligencia español desde el atentado de Madrid, con informes sobre él en manos de jueces de la Audiencia, con escuchas telefónicas, con estancia en prisión y rebaja de penas por la función de confidente de la policía, con orden de expulsión no ejecutada y con viajes a toda Europa para establecer redes de complicidades y que si el azar, Dios, Alá o Yahvé no le hubiera hecho estallar la bombona de butano al Imán, habría conseguido un millar de muertos en varios puntos de Barcelona (no precisamente en las Ramblas) y que Soraya Sáenz de Santamaría hubiera cumplido sus sueños húmedos de sacar el ejército a la calle con la alerta 5.

En los dos episodios de inseguridad y con previsibles repercusiones económicas: el del Prat sin daños físicos y el de las Ramblas con daños graves, se ha utilizado la población civil como rehén de maquinaciones políticas vinculadas a las cloacas y los aparatos del Estado, con voluntad de provocar el caos y hundir la marca de Barcelona y Cataluña. Esta sí que es una verdadera campaña contra la gentrificación conducida por un ejército regular y no por un pelotón vandálico pintando un autobús o las paredes con “Tourism go home”.

Pero dentro de las dos desgracias, la solidez de nuestra sociedad civil y la capacidad tractora de Barcelona y Cataluña es tan fuerte que estamos superando con suficiente rapidez ambos episodios. De esta imagen de fortaleza no nos son ajenas las actuaciones profesionales de los Mossos. Y por eso en el marco de la guerra sucia los medios de comunicación controlados por el capitalismo del BOE y el Estado se están divulgando las mismas falsedades contra la policía catalana para ocultar sus responsabilidades en el atentado de Barcelona, ​​aunque sea por omisión negligente con motivación política , como calificó el Frankfurter Algemaine la acción del Ministerio de Interior español.

No es casualidad tampoco que la punta de lanza de la guerra sucia contra el proceso de emancipación catalana esté protagonizada aquí y en Madrid por los dos diarios que iban de progresistas. Y que vivían de ocupar el espacio de la alternancia dentro del régimen posfranquista. Cuando el proceso catalán ha planteado una auténtica ruptura del régimen, las alertas han saltado, junto con la caída en picado de las ventas que han puesto a los dos grupos Prisa / Santillana y Zeta al borde de la quiebra. No será casualidad que el mismo día que el director de El Periódico continuaba dando carnaza sin contrastar y poniendo la diana en los Mossos, con información que de hecho implicaba las otras policías, se cerrara un acuerdo de refinanciación del Grupo Zeta con la banca acreedora. De los 100 millones de deuda Zeta pagará 60 con dinero generado por su negocio ordinario y el 40 restante por desinversiones.

El movimiento rápido de la banca para salvar a Zeta está claramente vinculado con la agresividad de las últimas semanas del diario; y se ha precipitado ante el interés de los empresarios Roures y Moll de adquirir la cabecera de El Periódico y garantizar una línea catalanista (por el derecho a decidir) aunque no independentista. Ni eso es tolerable para los talibanes españolistas. Por ello, ese episodio de prostitución puede dar asco, pero es mejor saber que cierto periodismo actúa así.

Post Data.
Como muestra de que estamos en guerra, desde hace siete años este artículo en Regió 7 era compartido total o parcialmente con el diario digital “Economía digital”, de signo españolista. Me dejaban escribir lo que quería y ustedes saben que muchas veces sólo de economía. Por ello se lo agradezco.
Pero los tiempos han cambiado. Y en el fragor de la batalla política resuena el “prietas las filas” en el bando “nacional”. O sea que un servidor, así como Agustí Colomines otro soberanista rara avis en el conjunto de articulistas del digital, hemos sido invitados a despedirnos de nuestra colaboración. “Bueno, pues molt bé, pues adiós”

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