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Dimarts, 19 de març del 2024
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LA LLAVE ES ECONÓMICA

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LA LLAVE ES ECONÓMICA (Traducido del original en catalán publicado a nació Digital)
El uno de octubre pasado tres millones de electores se movilizaron poniendo en riesgo su integridad, su patrimonio y su libertad. Estas son las amenazas que hasta última hora la fiscalía inquisitorial había realizado a funcionarios, responsables de la administración, miembros de las mesas, apoderados, padres y maestros de menores manifestantes y finalmente a todo el electorado. Escribo en un momento de incertidumbre, propiciado por esta maniobra de Carles Puigdemont, que esperamos que sea puramente táctica, de No declaración formal en suspenso. Maniobra que, si es así, habrá servido para ampliar notablemente el consenso interno entre ciudadanos demócratas del ala izquierda y segmentos moderados del empresariado que no veían clara una precipitación.
Tengo sin embargo, mis dudas de que cambie a corto plazo la posición de los Estados. Y con todo se ha avanzado mucho en trincheras de las que habría que tratar de no retroceder. La primera, y más importante, la de la opinión pública y publicada. La segunda, la de organismos internacionales que, a pesar de mostrarse contrarios a la independencia, dicen cuatro cosas: a. Reconocen la existencia de dos partes (Jean-Claude Juncker, dixit; España, no); b. Rechazan el uso de la fuerza para solucionar el problema; c. Reclaman diálogo político; y d. La crisis catalana tendrá graves consecuencias económicas para España y para Europa.
Pues bien, nos acaban de mostrar la palanca para pasar de una posición pasiva o contraria políticamente de la mayoría de Estados a una de beligerante frente a España: la inestabilidad económica. “Unas tensiones prolongadas y la incertidumbre en relación a Cataluña podrían pesar sobre la confianza y las decisiones de inversión en España”, dijo Andrea Schaechter, jefe de la misión de la institución financiera para España, en la presentación de su informe.
Desde 2015, a pesar de que Rajoy ha vendido la mejora de la situación macroeconómica de España, nada más lejos de la realidad estructural. Sólo la respiración asistida del BCE ha mantenido artificialmente la credibilidad de la deuda española. Pero Europa está agotada. No puede seguir inyectando y no podrá obviar la realidad de la quiebra de los Países mediterráneos encabezados por España. Los grandes consultores de inversión ya hace meses que recomiendan a los inversores internacionales  huir corriendo de la deuda española. Imagínense ahora ante un conflicto entre España y la región que le da de comer, que está claro que, sin solución negociada, se enquistará durante años con caída en barrena. Y con un horizonte de subida de intereses en enero de 2018 que acabará de hundir España.
Por ello, la aplicación de la línea dura que ya se ha iniciado con los trámites del 155, las amenazas de intervenir la libertad de expresión controlando los medios públicos de RTV, la intención de crispar las escuelas con la introducción de la Formación del Espíritu nacional, las amenazas de encarcelar a los líderes políticos y sociales, sólo harán que disparar la fuga de capitales no de Cataluña, sólo, sino de España. O si quieren, digámoslo de otra manera. Mientras España tenga puesta la bota sobre el cuello de su territorio tractor, cualquier caída de este arrastra indefectiblemente al Estado hacia el infierno. Cospedal, Sáenz de Santamaría, Zoido, Dastis, Méndez de Vigo, Felipe González, Guerra, Jordi Sevilla, Trujillo … y me dejo muchos, ya nos han avisado de cómo nos quieren: vencidos y humillados, aunque se queden con su barco hundido (honra sin barcos).
El otro dato es que la Unión Europea no moverá ni un dedo políticamente. Cuatro declaraciones de cara a la galería por los derechos humanos y nada más, si no se le derrumba el chiringuito económico. Los catalanes que éramos la población más europeísta del sur lo estamos dejando de ser. Lean sino este artículo – donde por cierto se me cita- de The Economist del 14 de octubre https://www.economist.com/news/europe/21730163-embracing-catalonia-holds-no-appeal-europes-leaders -eu-will-not-help-catalán  
Por lo tanto, dejemos de mendigar. Y si tres millones de electores nos la jugamos hace dos semanas os propongo una serie de medidas sin ningún riesgo y totalmente legales, ejerciendo nuestro derecho de libre consumidores y aplicados contribuyentes. A estos 3 millones hay que añadir la proporción por pirámide demográfica de los menores de 18 años correspondientes; y da un total de 4,2 millones de consumidores que pueden hacer valer su fuerza económica para atacar los pilares económicos del estado represor:
Primero. Abandonando todos los bancos de estructura española hacia bancos o cajas catalanes o europeos.
Segundo: Cambiando de proveedores de los servicios básicos de electricidad, telefonía, gas etc hacia empresas catalanas.
Tercero: No hacer ninguna contribución voluntaria a las arcas del Estado. Ni un boleto de lotería de Navidad del Estado, sintiéndolo mucho por las entidades que aún han apostado.
Cuarto: Entorpecer masivamente el funcionamiento de la Hacienda del Estado de forma legal. Los autónomos y empresarios que tienen que hacer las liquidaciones de IVA e IRPF, pueden pedir legalmente aplazamientos. Y la administración se ve obligada a contestar. Quinto: Ya sería hora que se creara una plataforma para la emancipación económica de la ciudadanía que estudiara las vías legales para utilizar la fuerza de los contribuyentes para acabar de dar un empujón a este Estado fallido.
Nos hemos descubierto nuestra fuerza como votantes sin miedo. Ahora falta descubrirnos como consumidores y contribuyentes. Tenemos la llave.

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