Últimamente se habla mucho sobre la nube y los peligros que ésta representa. Sin embargo, muchas veces se ignora la realidad y se ponderan mal los riesgos y beneficios porque muchos desconocen cómo funciona la nube.
La nube no es otra cosa que un programa alojado en un servidor y al que podemos acceder mediante un usuario y contraseña desde nuestro ordenador cliente. Podemos almacenar documentos y archivos de todo tipo en espacio localizado en un servidor, que es sobre el que funciona el programa por el que estamos pagando.
¿Sabías que ya estás guardando documentos en la nube?
Estamos utilizando la nube todos los días, aunque no nos lo creamos. Nuestro correo electrónico es un programa en la nube. Si envías documentos adjuntos a través de tu aplicación de correo electrónico, estás empleando un servidor privado externo para almacenar y guardar documentos que envías o que otros te envían.
La única diferencia es que ese correo electrónico no es propiamente un software de gestión documental. Lo que te permitiría gestionar documentos a nivel empresarial de forma mucho más eficaz que estar pasando correos de un lado a otro.
Un software de correo electrónico es un programa en la nube para enviar mensajes y clasificarlos de forma ordenada. Pero no es el software idóneo para trabajar con documentos.
Si no tenemos miedo a utilizar nuestro correo electrónico, tampoco deberíamos tener miedo a la nube. A lo que sí hay que tener miedo es a las empresas poco serias, o que no dan confianza, ni garantías, ni poseen sistemas de seguridad fiables.
Evaluamos mal el riesgo: un ordenador conectado a Internet también es peligroso
¿Qué es más peligroso, un potente servidor localizado en un centro de datos con altas medidas de seguridad, firewall, antivirus y un servicio de mantenimiento, o el ordenador de nuestra casa o nuestra oficina?
Pues muchos usuarios siguen pensando que el ordenador de su casa, su disco duro, es el mejor lugar para tener almacenados sus documentos y ficheros. Porque un día oyen que alguien ha conseguido entrar en ordenadores de la Nasa, de Google o de Twitter, ya creen que la nube es lo más peligroso del mundo.
Sin embargo, ellos navegan cada día por Internet, descargan programas, abren archivos adjuntos en correos electrónicos, introducen memorias USB y discos duros externos que podrían contener virus… y nadie dice que eso es tan peligroso o más aún que la nube.
Todo esto lo único que nos viene a decir es que nadie está absolutamente a salvo, pero que no hay que tener miedo. Es como salir a la calle, o conducir un coche. Te pueden robar o puedes tener un accidente, pero no por eso vas a dejar de salir a la calle o de conducir.
Viéndolo de esta manera, la cuestión no es si “la nube en sí” es peligrosa o no. Lo importante si hemos decidido trabajar con aplicaciones en la nube serias y bien programadas, con un sistema de copias de seguridad, y garantías completas de que no vas a perder tus archivos.
