CATALUNYA LA VIA DEL DIALOLGO
Estoy tristemente abrumado y cada día que pasa más, Esta situación que ya escribió claramente el periódico alemán Die Zeit, que afirmaba que la “dura política” de Rajoy había fallado y que se había convertido en un problema sin solución para el Presidente de España y sigue en esa línea de falta de dialogo. Me gustaría recordar como ha funcionado el vinculo de España y Catalunya desde hace al menos dos siglos. Cuando comenzaba la industralización y España , en el siglo XIX, buscaba protegerse y evitar la competencia británica, como hizo en su momento Francia o Alemania con el Zollverein alemán esa protección se basaba en tres pilares básicos: la industria catalana, los grandes propietarios cerealistas castellanos y la empresa siderúrgica vasca. De hecho la Ley, de 1882, de Relaciones Comerciales con las Antillas, gravaba los productos textiles extranjeros asegurando el comercio en todas las colonias españolas.
A finales de 1890, el gobierno de Cánovas prohibió definitivamente la importación extranjera.
Catalunya a participado no poco en la salida económica de España. De hecho en la década 1960-1970 mientras que la población española crecía un 11%, la catalana lo hacía un 30,5 % lo cual favoreció notablemente para el mantenimiento del sistema de pensiones actual. Podría citar muchos ejemplos de una simbiosis efectiva y eficiente y ahora Rajoy se niega provocando un serio problema tanto a Catalunya como al resto de los españoles. Afirmaciones de Borrell afirmando que “Puigdemon es diputado y puede ser elegido porque no está inhabilitado” frente a una cerrazón contumaz del Gobierno.
Claramente se puede decir que la Constitución Española ha realizado una prodigiosa labor, pero ya son muchas voces de distintas formaciones las que están exigiendo una reforma de la misma, pausada y seria, pero necesaria y el Gobierno se mantiene atrincherado en su historia. Habría que reformar la Ley Electoral, injusta, y tantos puntos que sería preciso revisar. Odon Elorza recordaba hace muy pocos días la necesidad de un cambio que permitiese consultas.
No llego a asimilar el porque no podemos al menos dirigir una mirada a la Constitución de Suiza, en la que se permiten consultas, algo habitual, lo cual hace que sea una democracia mucho más participativa.
En el caso de que esto se hubiese dado en Suiza, se hubiese procedido a una votación nacional, en la que se hubiesen expresado todos los suizos y en el caso de ser afirmativa debería ser refrendada por la mayoría de los 26 cantones . Esta opción es válida tanto para anexiones como para adhesiones.
La posibilidad de una segunda vuelta, como el sistema francés, muchas lagunas que creo que se deberían de plantear, siempre que sea para mejorar.
Ciertamente tenemos un Gobierno que no está muy por la labor de un dialogo para estudiar diferentes alternativas, que se ha quedado en un momento de la historia.
Recuerdo con cierta nostalgia que en la Constitución del 78, muchos sectores no estaban por la labor del retorno del Partido Comunista, todo el mundo tenía temores y miedos, y los que decidieron dar el paso para legalizarlo se encontraron que fue una buena opción. En ocasiones es bueno ser arriesgado e intentar mejorar.
Estoy convencido que si fuese Rajoy , en vez de la figura de Suarez, que se la jugo , no se hubiese aceptado la legalización del Partido Comunista y seguramente tampoco se hubiese elaborado esta Constitución que nos ha valido casi medio siglo. En ocasiones es bueno plantear alternativas y es bueno sino arriesgarse, al menos estudiar la posibilidad de arriesgarse a cambios; pero para todo ello hace falta mucho diálogo.
Esto se esta convirtiendo en un camino sin salida que puede terminar con recortes dentro de lo que se puede considerar más importante y que se puede englobar en el concepto de libertades.
Por eso desde este punto sugiero que sin predisposición de diálogo por parte de todas las partes afectadas, pero especialmente del Gobierno que preside el PP no se tiene alternativa. Si no se produce a lo mejor habría que contemplar la posibilidad de pedir las dimisiones que fueran procedentes para que no suframos los ciudadanos.
